El sol emite diferentes tipos de radiaciones y cada una posee efectos particulares sobre la salud y el organismo:
▪ Fortalecedor óseo: La radiación ultravioleta del tipo B (UVB) favorece la síntesis de vitamina D, la cual necesitamos para que el calcio y el fósforo se fijen en los huesos y para metabolizar los hidratos de carbono.
▪ Acción antibacterial: Bajo la acción de las radiaciones ultravioleta muchas bacterias pierden la capacidad de reproducirse, reducen su vitalidad y mueren. Cuando nos exponemos al sol, esta acción antibacterial se produce directamente sobre la piel. Por otra parte, existe un efecto antibiótico indirecto porque la luz solar aumenta la cantidad de células inmunitarias –glóbulos blancos- en la sangre.
▪ Antidepresivo: La luz del sol resulta imprescindible en la regulación de la secreción de hormonas y neurotrasmisores. Por eso, cuando escasea se multiplican las probabilidades de sufrir depresión e incluso, pueden producirse desordenes del estado de ánimo.
▪ Antiinflamatorio: El sol estimula la circulación sanguínea y las terminaciones nerviosas de la piel, lo que produce un efecto analgésico. Los dolores musculares, debidos a contracturas o contusiones, y las inflamaciones superficiales pueden ser aliviadas gracias a la helioterapia. Incluso la tensión arterial se reduce al dilatarse las pequeñas venas que recorren la piel.
Precauciones:
•Evite las horas de mayor intensidad solar
•Reduzca el tiempo de exposición en niños.
•Comience la exposición progresivamente, al principio tome 15 minutos y vaya aumentando paulatinamente (maximo 1 hora).
•Debe Protegerse la cabeza y los ojos
•Recuerde que el baño de sol nunca debe dejar sensación de cansancio, sino que debe ser estimulante, de ser así, puede deberse a que la dosis de helioterapia ha sido excesiva.
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